Bajo presión

Es una palabra que se usa en diferentes ámbitos. La Real Academia Española define la presión como una magnitud física que expresa la fuerza ejercida por un cuerpo sobre la unidad de superficie. Esta palabra también se utiliza en la medicina para hablar de tensión arterial, por ejemplo. Pero en el mundo del deporte, la presión se refiere a apretar al rival para que se sienta incómodo en la cancha y que no pueda desarrollar su juego con facilidad. Y eso practicaron el miércoles en primer turno los dirigidos por Russo, que además tienen la obligación de ganar los tres partidos restantes para soñar con arrebatarle el titulo a River. Sí, otro tipo de presión.

En la mañana donde la noticia de que Sebastián Pérez se sumaría a los entrenamientos fue lo que más rebotó, Miguel hizo un ejercicio de presión ofensiva para seguir sumándole conceptos a su equipo. La defensa del Xeneize es la más sólida de la Superliga: recibió ocho goles en 20 partidos y es la única que recibió menos de 10. Pero el DT busca que los delanteros y volantes también ayuden con la recuperación. Por eso es que Soldano, hoy por hoy, es el acompañante de Tevez: por su entrega, su lucha con los centrales del contrario y por no dar una pelota por perdida.

Los mediocampistas por afuera son aptos para ejercerla: tanto Salvio como Villa tienen la intensidad y velocidad para maniatar a los defensores e incomodarlos. Quizás Pol Fernández, por ser un jugador más de toque y juego, no sea el más adecuado para llevarla a cabo. Pero el que sí está acostumbrado es Nicolás Capaldo, que con Alfaro y en la Selección Sub-23 demostró sacrificio los 90 minutos y tener criterio a la hora de salir a intentar recuperar el balón arriba.

Ojo, en lo que va de estos cuatro partidos, Pol no tuvo un mal rendimiento junto con Jorman Campuzano, pero la de Capaldo no es una opción que Russo descarte. «Buscamos que tenga un lugar y respetarle un lugar que se sienta cómodo como en la Selección. Creo que donde jugó es su lugar y puede rendir más», avisó Miguel.

Pero esa presión no es la única de la que se habla en el Mundo Boca. A medida que pasan las fechas, la obligación de ganar los partidos que quedan está más latente que nunca. Todos los saben: hay que sacar los nueve puntos para permitirse soñar con la Superliga. Sin embargo, hasta consiguiendo esto, el Xeneize podría quedarse con las manos vacías porque si River también acumula tres victorias será el campeón.

La presión es así, te agobia, te comprime. Pero Russo se ocupa de las dos de distintas maneras: con una intenta estar tranquilo para que sus jugadores tengan la claridad para llegar al objetivo y con la otra intenta llevarla a su pico máximo…