Las persianas bajas de los locales comerciales se multiplicaron al ritmo de la caída del consumo. Para sorpresa de sus clientas, la marca de ropa Normandie cerró tres de sus seis comercios en las últimas semanas y redujo su dotación.

Los mensajes en las redes sociales lo atribuyeron instantáneamente a la situación económica, pero voceros de la compañía indicaron a LA NACION que se debe a una decisión personal de su dueño.

El empresario detrás de la marca heredó la compañía de su padre, que arrancó con el negocio hace más de 80 años. Normandie comenzó siendo una peletería, pero con los años se transformó en una alternativa accesible de indumentaria femenina casual y de oficina.

Hoy, ya en edad de jubilarse y con algunos problemas de salud, no tiene a nadie a quien dejarle la compañía y prefiere abandonar la actividad de a poco.

Desde la empresa aclararon que la firma no tiene deuda, que no se presentó a concurso de acreedores y que todos los empleados despedidos están cobrando la indemnización correspondiente. Mientras tanto, aún están abiertos tres locales de la marca.