“La situación en general es crítica. Sufrimos una caída del consumo entre un 40% y un 50% desde que comenzó la construcción. Además de no tener la posibilidad de estacionar en la zona, es muy complejo poder acceder. El jueves de San Valentín fue tremendo. No había estacionamiento, hay colegas que reciben en la calle a los clientes y eso hizo que se paralice el tránsito a partir de la bajada de la autopista. Algunos demoraron más de dos horas en llegar. Las reservas cayeron en un 40% a último momento por estos problemas”, aseguró Carlos Yanelli, secretario de la Cámara de Restaurantes y director de “Estilo Campo”, quien agregó: “El futuro se presenta más grave. Una crisis total. No hay previsto construir playas de estacionamiento. Los 5600 plazas para estacionar que había en toda el área de Puerto Madero, es por donde va la autopista”.
Más allá de la obra, son distintos factores los que desencadenaron las alarmantes estadísticas difundidas la semana pasada. “De los 36 negocios que cerraron en Puerto Madero, la mayoría son gastronómicos. Este tipo de comercios tiene un punto de equilibrio muy alto. Los gastos son muy importantes. Hablé con un vecino, que tiene su comercio, y se le está poniendo cuesta arriba la actividad. Y no sólo en Puerto Madero. También pasa con los negocios chicos, de barrio. Con altas facturas de luz, más la recesión y, sobre llovido mojado: la traza de la autopista”, agregó Yanelli.
El Paseo del Bajo conectará las autopistas Illia con la Buenos Aires-La Plata. Beneficiará la movilidad en esa zona, ya que permitirá una mayor fluidez en el tránsito pesado. Además, según anunció el Gobierno porteño, habrá más espacios verdes. Sin embargo, desde el rubro gastronómico de la zona toman la mega construcción como un nuevo reto a vencer, para combatir la caída del consumo que se registró en los últimos meses.