«Me voy porque extraño mucho a mi familia, y ellos a mí. Dejo Boca y me retiro del fútbol». Con esa contundente frase, llena de emociones y de sentimientos encontrados, Daniele De Rossi confirmó una noticia que sorprendió a todo Boca, a la Roma y al mundo del fútbol. El Tano, ese volante aguerrido que jugó cada partido con los dientes apretados y con cara de malo, mostró su lado más sensible, habló cara a cara ante los medios y tomó una de las decisiones más difíciles: colgar los botines para estar cerca de su hija mayor.
«Es la única que se quedó en Italia, tiene 14 años, necesita a su padre cerca… No tiene nada que la ponga en peligro, no tiene ninguna enfermedad, pero tengo que estar allá», aseguró en una conferencia de prensa a corazón abierto. Así, también despejó los rumores que decían que su decisión era por diferencias con la nueva dirigencia. «Están saliendo noticias de que me peleé con Román y con la nueva dirigencia no pude hablar mucho. Pero todos me demostraron cariño, me pidieron que me quedara y me acompañaron hasta hoy. Me dijeron que me tomara algunos días, pero mi decisión es definitiva.
Mientras el presidente Jorge Amor Ameal confirmó que Daniele será «embajador en Italia», De Rossi habló sobre Alfaro, su último entrenador más allá de las horas que compartió con Miguel Russo, y contó lo mejor que se lleva de este paso por Boca. «Fue la única aventura distinta en todo lo que hice en mi carrera. No pensaba en amar tanto a un equipo que no fuera Roma, más allá de todo lo que siento por ese club. Parte de mi corazón se queda acá. La gente de Boca me dejó mucho más de lo que dejé», expresó.
Después de su enorme paso por la Roma y por la selección de Italia, donde fue campeón del mundo en 2006, cumplió el sueño de jugar en su querido Boca. Fueron apenas seis meses en el Xeneize, donde las distintas lesiones le permitieron jugar sólo siete partidos oficiales y convirtió un gol. Sin embargo, Daniele De Rossi marcó una huella imborrable en el club y en su despedida dejó una gran lección de vida y de profesionalismo