En los últimos siete meses cerraron sus puertas seis bodegones porteños emblemáticos. Lugares que eran parte de Buenos Aires, sitios que para algunos turistas eran de visita obligada. Repletos de historias y recetas imperdibles bajaron las persianas, en su mayoría por la pandemia.
El barrio de Palermo fue el más afectado, más exactamente la zona conocida como Hollywood. Allí cerraron las puertas tres sitios emblemáticos Trapiche, Rey del Vino y Oviedo, todos ubicados en reconocidas esquinas.
Trapiche
A mediados de junio cerró el restaurante El Trapiche, un lugar que hizo historia en la esquina de Paraguay y Humboldt. Llegó al barrio en 1989, cuando la zona aún no tenía el glamour de Palermo Hollywood. Se convirtió en uno de los bodegones más antiguos de Palermo. Sus dueños son los hermanos Suárez, Miguel, José Luis y Tomás, le dieron vida en estas tres décadas, junto a sus 42 trabajadores. Después de atravesar varios años complicados, tomaron la difícil decisión de cerrar.
Miguel Suárez, el dueño de Trapiche, explicó: “El Trapiche era una iglesia, venían los buenos, los malos, los famosos, los curas, todos. Se va a extrañar y mucho. Son muchos años complicados, muchas contras. Nosotros tenemos 42 trabajadores en blanco, no podemos competir con buenos precio con lugares que no tienen al personal en las mismas condiciones. Las subas de servicios de los últimos años nos afectaron mucho. Sumado a eso estar cerrados 90 días sin facturar, se nos hizo imposible. No pudimos cubrir los cheques de enero y febrero, se acumularon muchas deudas y decidimos invertir en parar la pelota, porque tenemos miedo a fundirnos. No queremos politizar esto, la gran culpa es nuestra por no sabernos manejar en la crisis”.
Rey del Vino
Los mismos dueños también cerraron por esos días Rey del vino, tras más de dos décadas. Este bodegón ubicado en Paraguay al 5000, le dijo adiós a sus clientes desde la cuenta de Instagram: «Después de 22 años nos tenemos que despedir de ustedes. Lamentablemente, la situación conocida por todos nos dejó en una condición muy complicada y, a pesar de nuestros esfuerzos, no podemos seguir».
Pippo Restaurante
En septiembre del 2020 cerró Pippo, un bodegón porteño fundado en 1937. Pippo era un restaurante de culto, con manteles de papel, vino en pingüino y platos que desbordaban de sabores. Venía mal y la pandemia le dio el golpe de gracia. Antes que comenzara la cuarentena los 25 trabajadores no habían cobrado ni el aguinaldo del año anterior, sobrevivieron con el ATP otorgado por el Gobierno y ni aguinaldo recibieron. Si bien ofrecieron delivery y take away, el último día de agosto los convocaron para despedirlos.
Oviedo
En los primeros días de febrero, se sumaron más malas noticias. Hace pocas horas cerró Oviedo bodegón de Palermo, estaba hace tres décadas en la esquina de Guatemala y Humboldt. Fue fundado por el asturiano Manuel Coto en diciembre de 1990 y desde hace 15 años, lo continuaba su hijo José. La pandemia los impactó fuerte, pero José se puso a vender ropa para poder sostenerlo. Una nota en la televisión les cambió la vida, Marley mostró que ahí se hacía una de las mejores milanesas de Buenos Aires y las ventas comenzaron a crecer. Cuando parecía que el bodegón recuperaba el impulso de siempre, el dueño le pidió la propiedad para hacer una torre. Y con todo el dolor del alma, José tuvo que entregar las llaves.
El Obrero
La Boca está de luto: cerró El Obrero. Fundado hace 66 años, estuvo cerrado durante ocho meses porque no estaba ubicado en una zona de delivery o take away y finalmente se animó a abrir, luego de enfrentar muchas trabas. Los hermanos Castro se tuvieron que endeudar mucho para poder pagar sueldos. No podía usar la vereda por falta de seguridad, de las 20 mesas que tenían sólo podía usar cinco. La peor noticia fue tener que sacar todas las camisetas y banderines que colgaban en todo el local para que el Gobierno porteño autorizara la apertura. Sólo abrían al mediodía y apenas sumaban tres mesas en promedio. Intentaron, pero no pudieron y El Obrero tuvo que cerrar sus puertas. Silvia Castro, asegura que si llega la buena, viene el turismo y la economía mejora, reabren.
Mamma Rosa
Otro barrio porteño que sufrió una gran baja fue Villa Crespo, al perder a Mamma Rosa un bodegón con 34 años de historia. Cerró por la pandemia y la familia de Converso no volvió a abrir. Los clientes le dejaron mensajes en la puerta y hasta crearon una cuenta en Instagram @mammarosaporsiempre para dejar sus recuerdos y fotos. Un día apareció el cartel de alquiler, pero en un abrir y cerrar de ojos, ya estaba alquilado. Atelier Fuerza, la panadería de pan orgánico de masa madre 100% natural, creada por Francisco Seubert , desembarcará junto a Romero Sieiro. La propuesta es más que novedosa, funcionará de día una confitería argentina con desayuno y almuerzo y de noche, el mismo lugar se convertirá en un bodegón cantina argentina.
Algunos cierran y otros llegan con sus sueños a cuestas para conquistar el paladar de los vecinos. Sólo dos fueron despedidos con mensajes en la puerta del local por sus clientes: Trapiche y Mamma Rosa.
Foto del interior del Bodegon «El Obrero» en la Boca
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